El telescopio 'Spitzer' de la NASA halla miles de nuevas galaxias enanas
MADRID.- Las observaciones del telescopio espacial 'Spitzer', de la NASA, y el 'William Herschel', situado en la isla canaria de La Palma, han permitido calcular la existencia de miles de galaxias enanas hasta ahora desconocidas a algo más de 350 millones de años luz, una distancia casi inconcebible para nuestra mente pero relativamente cercana cuando se trata de estudiar esta clase de objetos.
Las galaxias enanas tienen un gran interés astronómico porque los científicos creen que fueron las primeras en surgir cuando el Universo aún era un recién nacido, de modo que las galaxias más grandes, como nuestra propia Vía Láctea, se formaron después como consecuencia de la acumulación de las más pequeñas.
Las miles de galaxias enanas recién descubiertas se encuentran en el llamado cúmulo de Coma, una densa estructura de forma esférica, con una longitud de 20 millones de años luz (la Vía Láctea mide unos 100.000 años luz, lo que significa que la radiación tarda ese tiempo en recorrerla). Los expertos ya sospechaban que dicho cúmulo, situado en la constelación de Coma Berenices, estaba formado por más de 1.000 galaxias, pero los nuevos datos recogidos por la cámara de infrarrojos del Spitzer han cuadruplicado esta cifra, según los sorprendentes resultados que presentó ayer la investigadora estadounidense Leigh Jenkins, en una conferencia de la Sociedad Americana de Astronomía en Honolulu, Hawai.
El 'Spitzer', que lleva casi cuatro años estudiando la energía de infrarrojos (es decir, calor) proveniente de los confines del cosmos, tomó una serie de 288 instantáneas del cúmulo de Coma.
Jenkins y su colega Ann Horschemeier, ambas pertenecientes al Centro de Vuelo Goddard de la NASA, construyeron un mosaico con estas imágenes y descubrieron cerca de 30.000 objetos, muchos de los cuales parecían galaxias enanas. El cosmólogo iraní Bahram Mobasher, del Instituto Científico del Telescopio Espacial, en Baltimore, partió de estos datos y empleó el observatorio 'William Herschel', situado en el punto más alto de isla de La Palma, para medir la distancia entre estas galaxias y calcular cuántas formaban parte del mismo cúmulo.
Cómputo final
El resultado fue 1.200, aunque hay que tener en cuenta que sólo se estudió una fracción del cúmulo, por lo que el cómputo final asciende a un mínimo de 4.000 galaxias. Aun así, los investigadores ya están usando telescopios aún más potentes, como los Keck de Hawai, en busca de galaxias todavía más pequeñas que hayan pasado desapercibidas. "Estamos liquidando los anteriores estudios de cúmulos cercanos", explica Hornschemeier. "Gracias al 'Spitzer', podemos observar con profundidad cúmulos cercanos como el Coma en un corto periodo de tiempo".
Las galaxias que forman el cúmulo Coma tienen unos 15.000 millones de años de antigüedad, y forman parte de una constelación muy poco vistosa a simple vista -Coma Berenices- situada al oeste de Leo y al norte de Virgo, ambas mucho más populares.
La historia conocida de Coma Berenices, también llamanda Cabellera Berenices (coma, en latín, significa cabellera), se remonta al siglo III antes de Cristo. Mientras el faraón egipcio Ptolomeo III, apodado el Bienhechor, se encontraba en Siria combatiendo a sus enemigos, su esposa Berenices realizó un solemne juramento ante el altar de Afrodita: si su marido volvía sano y salvo, se cortaría sus largos cabellos y los entregaría a la diosa como ofrenda. El faraón, en efecto, regresó, y Berenices no tardaría en cumplir su promesa, pero se dice que un sacerdote egipcio, celoso de que una divinidad griega recibiera semejante honor, robó la melena del templo.
Berenices quedó desconsolada, pero pronto acudiría en su ayuda el astrónomo Conón de Samos, quien le aseguró que acababa de aparecer en el firmamento una nueva constelación, y que ésta era en realidad su antigua cabellera, recuperada y llevada a los cielos por Afrodita. Hoy en día, el inmenso cúmulo de galaxias continúa sorprendiendo a los científicos, pero aún debe su nombre a esta leyenda.
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